SOBRE
LA REALIDAD
(virtual o no)
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El Hipertexto y el Continuo no-dual Como su propio título indica, el objetivo de esta segunda parte no es otro que realizar comentarios hipertextuales a todo el texto que antecede. Sería pues una suerte de apéndice, de añadido o addenda al discurso principal constituido por los capítulos anteriores. Sin embargo, al igual que todo hipertexto, forma con él un continuo al que no obstante podemos ignorar, trocear o desgajar a voluntad. Es pues una metáfora modélica de una de las posiciones sostenidas en este libro. Pues con el hipertexto, cualquier hipertexto, sucede como con el resto de la realidad. Es parte de ella, en tanto que parte de un discurso o acontecer, siendo su única diferencia -en el caso hipertextual- en que su presentación se efectúa bajo la forma de palabra (de signo) siempre relacionada (conectada nunca mejor dicho) con unos hechos, acciones y cosas, que la han dado lugar. Al igual que en un discurso textual, al resto de la realidad podemos analizarla, descomponerla (no importa cual sea su presentación formal), sentirla de una manera u otra, e incluso ignorar la inmensa totalidad o por el contrario una ínfima parte. Pero incluso así, aun con la voluntad deliberada de su segmentación, la realidad estará formada por una trabazón espaciotemporal, un continuo no-dual, perfectamente escrutable y racionalmente entendible. Esta expresión, "no-dual", aparecida en más de una ocasión a lo largo del texto, bien en mi boca, bien en boca de otros autores, no tiene el significado de "uno" o "único". Si así fuera ningún trabajo nos costaría utilizarlo. Pero haciéndolo falsearíamos la evidencia de la diversidad, del antagonismo y de la confrontación; falsearíamos la evidencia de la alteridad y del equivalente, del "aquí hay una mano, aquí otra" y en fin de todo aquello que constituye nuestra experiencia común y científica. Usando la expresión "no-dual" soslayamos el término "uno" -sugiriéndolo pero no diciéndolo- al tiempo que con él expresamos nuestro rechazo a la incorrecta y subjetiva (maya) división de la realidad en dos mundos, el material a un lado y el espiritual al otro, división, por otra parte, muy querida tanto por el pensamiento religioso como por el llamado pensamiento racionalista considerado éste como corriente de pensamiento de la historia de la filosofía. Esta segunda parte pretende por tanto convertirse en un gran nexo hipertextual respecto de todo el discurso que le precede formando con él un continuo, que puede ignorarse. Popularizado el término a través de su práctica en Internet, el origen del concepto hipertexto puede ser rastreado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX con términos antecesores usados bien por el análisis literario (el cual empleó el término intertextualidad para referirse a discursos conectados entre sí), bien por los desarrolladores de juegos electrónicos (las maquinitas) en los que a fines de los setenta se incorporó -conceptual y físicamente- la opción hiperespacio entendido éste como el lugar hacia el que escapar (y proseguir el juego) en un infantil combate contra naves espaciales. Incidentalmente creo que estos dos casos, y cualquier otro que podamos presentar, son ejemplos claros de aparición (y creación) de términos que emergen porque aparecen conductas que permiten su concepción. Surgen porque surge un uso (un hecho) que ha de ser expresado. En su significación estricta el hipertexto se acota en el HyperText Transport Protocol (HTTP) -aparecido en los años 90 del siglo XX, es decir a más de veinte años de distancia desde la aparición de las primeras redes de ordenadores (ArpaNet, CommuniTree)-, el cual fue desarrollado por Tim Berners-Lee en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (Física de altas energías, CERN) con el objetivo de implementar un entorno más amigable para el intercambio de información. El HTTP en realidad no es más que eso, un protocolo básico (un metaprograma como lo era el DOS, Disc Operating System) capaz de soportar nuevos softwares, nuevos programas, fundamentalmente escritos (al día de hoy) mediante el HTML (HyperText Markup Language) sobre el que se escribe en Java y otros lenguajes. Conocido como World Wide Web, o Web, en principio el protocolo era una más de las posibilidades que ofrecía la red; una red -para los que no la hayan conocido- terriblemente hostil para el usuario el cual debía escribir sobre una pantalla negra extrañas instrucciones y combinaciones de signos para conseguir en entornos no gráficos lo que hoy en día obtenemos con un simple click. Archie, Gopher, Usenet, Telnet, Mail, ya existían previamente, pero la potencia del HTTP los ha sobrepasado con creces subsumiéndolos a todos. Con él, con la Web, se puede afirmar lo que ya ha ocurrido en situaciones semejantes: que es "un subconjunto [subsistema] de Internet que está dominando a su anfitrión" (Kelly, 1995, 88), produciendo en su seno un efecto sistémico reorganizador. Sin embargo el término no se circunscribe sólo a un protocolo de red. Como ya hemos visto, la noción de hipertexto era usado ya a fines de los setenta en el ámbito informático, de tal manera que al ser trasvasado al de la literatura, Theodor Nelson en Literary Machines (1981, p.0/2) lo definió como "una escritura no secuencial, un texto que se bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva.De acuerdo con la noción popular -prosigue Nelson-, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario". Como se ve es una definición pensada, ya en 1981, desde un punto de vista informático que es desde donde realmente surge el término1. Y ni que decir tiene que, a pesar de la presencia de la palabra texto en el interior del mismo, el concepto de hipertexto no supone para los usuarios que éste se refiera sólo a las palabras sino más bien a cualquier clase de signos (de elementos de la realidad con significación) que como las imágenes pueden remitir a otros signos y así sucesivamente. Texto pues ha de ser entendido en su sentido amplio de discurso. En ese sentido, en el sentido de discurso que puede ser leído de una manera no secuencial, es decir no rectilínea, el concepto puede ser aplicado a cualquier fragmento de la realidad, la cual puede siempre remitirnos a otra, y ésta a otra, y así sucesivamente. Es lo que cualquiera de nosotros ha hecho alguna vez al mirar ociosamente una enciclopedia. Una fotografía, una alusión, una referencia, nos invita a indagar sobre ello, bien en la propia enciclopedia si ésta es completita (Británica diría Borges), bien en algún otro lugar en una secuencia que puede no tener fin. Personalmente creo que un buen ejemplo de hipertexto a nivel de narrativa y realidad es la conexión que hay entre la propia figura del Jorge Luis Borges mencionado en el párrafo anterior y el Jorge de Burgos de El nombre de la rosa de Umberto Eco, quien (por seguir sólo un recorrido) nos lo sitúa en conflicto con Guillermo de(Ockham) Baskerville, el cual nos remite a Conan Doyle, y éste (Watson-Holmes -"a dreamy, vacant expression in his eyes"- y su lucha contra el mal2) a Cervantes (Sancho-Don Quijote) y éste a Iwao Toda (Director de los Departamentos de Investigación y Desarrollo de la japonesa NTT) el cual tomando una frase del musical El Hombre de la Mancha afirmaba "sacrificar los propios sueños es locura", y estos a The Wizard of Oz (El mago de Oz), y al verano de 1939 que es cuando se estrenó el film, ... y así sucesivamente. Naturalmente, por eficacia productiva, los seres humanos normalmente no realizamos esta especie de caótica concatenación. Normalmente, el conocimiento -de cualquier clase- se amplía siempre en el seno de campos bien delimitados, y desde luego a ningún investigador o científico se le ocurre ir saltando de un territorio a otro salvo que haya una buena y puntual razón para hacerlo. Sin embargo, en cualquier caso, la descripción realizada en el párrafo anterior creo que constituye una buena muestra de conexión hipertextual, de entrelazamiento de la realidad en ese continuo no-dual ya descrito. Asimismo es una buena muestra de las infinitas posibilidades para establecer conexiones, hyperlinks o hiperenlaces, es decir, literalmente, enlaces más allá de, o en la otra parte. Es en este último sentido en el que han de ser tomados los comentarios de este libro. Con ellos no se pretende realizar una concatenación dispersiva e inacabable, sino más bien servir de aclaración, explicación o reflexión puntual sobre tal o cual aspecto, lo cual necesariamente había de hacerse más allá del discurso principal. De mayor amplitud que una cita a pie de página, su inclusión en el cuerpo del texto hubiera distraído y anulado la atención del lector hacia éste, lo que naturalmente no me parecía útil. De esta manera sin embargo, en la forma o formato en que son presentadas, creo que las aclaraciones, reflexiones o explicaciones que estos comentarios suponen, pueden servir para una mejor y más completa comprensión de este libro.
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Conan
Doyle en la primera novela dedicada al dúo Watson-Holmes, utiliza
esa frase "a dreamy, vacant expression in his eyes" para describir
el efecto de una dosis de morfina sobre este último.
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